Todos los buceadores sienten un escalofrío al ver un naufragio. Sus mentes se llenan de imágenes de tesoros hundidos, cofres repletos de monedas de oro, etc. Algunos, sin embargo, piensan en historias de héroes o de hombres cobardes que, sin duda, acompañaron el trágico hundimiento.
Este fuerte vínculo con nuestro pasado hace que las inmersiones en naufragios sean una de las actividades más apreciadas por los buceadores de todo el mundo. Para algunos, representa una verdadera pasión.
Para los buceadores recreativos, una inmersión en un naufragio se realiza principalmente por ocio o estudio, nunca para buscar tesoros o recuperar objetos. En sus inicios, esta actividad era un trabajo real. Ya en la antigua Roma existían gremios de buceadores ("urinatores") que se encargaban de recuperar la carga de los barcos naufragados o de restablecer el acceso a un puerto bloqueado por un naufragio. Naturalmente, buceaban en apnea.
Actualmente, el interés se centra en naufragios que datan desde finales del siglo XIX hasta hoy, especialmente de la Primera y Segunda Guerra Mundial.
¿Por qué tanto interés? Aquí tienes tres razones principales.
1.
Interés histórico: Los naufragios son un inmenso patrimonio que ofrece información sobre el pasado, desde el aspecto original del barco hasta el contenido de su carga.
2.
Biológico: Una vez hundidos, los naufragios se convierten en estructuras que albergan una gran cantidad de vida marina, ayudando incluso a repoblar la zona.
3.
Curiosidad: El encanto de los naufragios invita a descubrir lo oculto en su interior y a entender las causas del hundimiento, a pesar de que encontrar naufragios inexplorados es muy raro.